Sí que somos unos perdedores.
Lo somos porque hemos perdido.
Nos habéis hecho creer que eramos la generación más idiotizada de la historia.
La que no sabía lo que era ganarse las cosas con esfuerzo.
La que se pasaba el día delante de un ordenador.
La que creció con los sms, se divirtió con MSN y maduró con WhatsApp,
la generación de los cambios, de la adaptación, la generación más camaleónica de la historia
Nos habéis hecho creer que no estábamos preparados para este mundo en el que nos encontramos. Que el mercado laboral necesita mucho más de lo que sabemos, de lo que somos, de lo que creemos.
Pensáis que somos unos caprichosos, inconformistas, deprimidos que nos sabemos valorar lo que tenemos. Que nuestros padres crecieron con un simple balón y dos muñecas de trapo. Que somos unos desagradecidos…
Pero lo que no sabéis es que somos la generación de la conexión. La que vivió el gran salto de las TICs, la que un día estaba viendo Barrio Sesamo en TV y al siguiente hablando por Skype con su mejor amigo de las Antípodas.
No somos la generación que ha vivido un cambio, somos la generación que creó el cambio. La que exigía que existieran las nuevas formas de ver el mundo, la que ha nacido con ellas para vivirlas.
Estamos formados con los experimentos educativos que ha instaurado el Gobierno formado por otra generación, si creéis que no estamos lo suficientemente preparados, no creo que el problema sea precisamente nuestro.
No obstante, tenemos curiosidades, ilusiones, ambición y ganas de comernos el mundo, muchas ganas. Porque a la generación anterior le quedó claro que si iba a la universidad, podría encontrar el trabajo de sus sueños. Pero a nosotros no nos lo vendieron así, nos hicisteis ver que tener una carrera era el mínimo para sobrevivir en esta jungla.
Y lo hicimos, y no nos conformamos. Estamos preparados para coger un avión, volver y crear todo lo que tenemos dentro de nuestra mente. Somos capaces de decir NO. Ya no solo a la explotación laboral, también a la explotación de los sueños propios.
Decimos NO a los trabajos que no nos permiten autorealizarnos y ser felices. Lo decimos rápido y claro, creéis que somos unos maleducados por rechazar un puesto de trabajo porque al director le costó muchos años de esfuerzo. Nos da igual. No necesitamos diez años para darnos cuenta de lo que NO nos hace felices. La vida es corta, estos segundos ya son demasiado tiempo.
No tenemos miedo al compromiso como creéis. Pero hay cosas más importantes, ya no creemos en la idea de amor romántico que nos han vendido. Valoramos las relaciones de pareja de toda la vida, como la de nuestros padres, nos gustaría poder vivir un amor tan intenso, tan real, pero solo si es de verdad. No creemos en las relaciones que atan por costumbre, que te impiden ser tú totalmente y sentirte a ti mismo en esa relación. Creemos en el amor real, libre, que va de la mano con los retos y con la consecución de los objetivos personales.
Puedo conseguir información de lo que sea, cuando sea y como sea. La quiero aquí, ahora, ya. ¿Por qué? ¿Por qué soy una persona caprichosa que no sabe lo que es esperar? No, porque sabiendo que es posible tener información al momento, no le vemos sentido a tener que esperar. Repito, la vida es corta, el tiempo pasa y queremos hacer muchas cosas, muchas, muchas cosas.
Nos apasiona leer, la música en directo y una vida lo más enriquecedora posible. Nos gusta cuidarnos, la alimentación y el planeta van ligados a nuestros objetivos personales. No es una moda ser vegano, no es una moda ser feminista y no es una moda ser homosexual. Simplemente somos la generación que promueve todo lo que las generaciones anteriores ya instauraron. Si alguien anteriormente creyó en el feminismo, nosotros no solo lo creemos, lo haremos posible. Porque la vida es corta, y no aceptamos otra forma de vivirla. que no sea siendo felices todos y cada uno de los miembros del planeta.
Luchamos por los derechos, creemos que un mundo mejor es posible y nos encanta Netflix, claro que sí. Y todo ello puede ir de la mano, no somos únicamente los vagos de los Milenials que no se mueven ni para salir a comer. Un hombre decidió montar un modelo de negocio basado en la comida a domicilio de cualquier restaurante, porque nosotros decimos que sí, que a un clic, que aquí y ahora.
Sí que somos unos perdedores. De las costumbres instauradas sin sentido ni corazón (para nosotros),de todo lo que no nos hace crecer interiormente, de lo que nos resta felicidad…
Los Milenials somos unos perdedores de todo lo que no nos hace sentir vivos.